Que el contrato prematrimonial no acabe con el amor Parte I

Cuando se está enamorado y próximo a casarse tendemos a planear la boda, luna de miel y si acaso dónde viviremos, pero algo que descuidamos y que no debiera ser así con el contrato prematrimonial.

Casarse implica acuerdos y obligaciones conyugales, siendo el contrato prenupcial un gran aliado a la hora de hacer crecer el patrimonio y mantener la tranquilidad en el hogar.

¿Qué es?

El contrato prematrimonial es una herramienta indispensable de planificación financiera para protegerte a ti y a tu pareja de sus respectivas deudas, además de establecer los derechos y obligaciones monetarias de tu cónyuge durante y después del matrimonio.

En este acuerdo se plasman los activos y pasivos que aportarán cada uno durante la unión.

Frente a un abogado, la futura pareja deberá hablar sobre sus expectativas financieras y expresar de todo corazón lo que esperan de dicho proyecto en conjunto para contribuir a la felicidad durante el matrimonio, ello puede significar sorpresivamente la calidad en la relación, debido a los acuerdos entablados.

¿Cómo funciona?

Digamos que es un reparto de las responsabilidades en la que se pretende lo mejor para la unión, donde se habla de todos aquellos bienes que aportan las partes que se quieren mantener al margen o que se desean compartir y en caso de fracaso o deceso, cuánto le toca a uno de los involucrados.

El acuerdo como boleto de prevención

No veas el acuerdo como una falta de respeto o compromiso al amor, sino como un medio de prevención de crisis, porque casi siempre los temas financieros y de alcoba son los que terminan destruyendo a los matrimonios, así que tomando esta clase de precauciones se pueden prevenir o revertir.

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