¿Realmente me conviene domiciliar mis pagos?

¿Realmente me conviene domiciliar mis pagos?

Domiciliar tus pagos es un arma de dos filos que fácilmente pasa desapercibida en la vida diaria por el mismo hecho de que mientras más pagos puedes automatizar, más fácilmente te olvidas de ellos.

En palabras muy sencillas, la domiciliación es el cargo automático de cuentas o gastos recurrentes que son capaces de recibir el pago desde tu cuenta bancaria. Es un servicio muy cómodo ya que lo puedes dar de alta en el portal de tu institución financiera, siguiendo pasos muy sencillos en donde deberás señalar la compañía o tienda, cantidad a pagar mensualmente, fechas de realización de los cobros y listo.

¿Qué puedes domiciliar?

Los pagos que puedes domiciliar van desde tu cuenta de luz, agua, teléfono, hasta colegiaturas, servicios de streaming, o seguros. Sin embargo, es una actividad que también vuelve imperceptibles tus desembolsos a la larga. No se trata de un truco mercadológico (propiamente), pero sí se ayuda de un aspecto psicológico muy sencillo para que no sientas que vas pagando.

Cada que te pagan en tu cuenta (ya sea de nómina, débito o de ahorro), estás acostumbrado a ver la cantidad que esperas recibir quincenal o mensualmente, pero, has notado que, aunque a lo mejor no saques tu tarjeta el fin de semana, ¿ya tienes mil pesos menos en tu cuenta?

Tu dinero no ha desaparecido en un hoyo negro, y sí está cubriendo tus gastos, pero por tan diversas domiciliaciones que puedes hacer, puedes estar pagando cuentas que ya no te interesan (y por lo mismo, ya no están registradas en tu memoria).

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¿Qué es lo malo de este método?

Lo malo de este tipo de domiciliaciones es que no te acuerdas de ellas hasta que te llega la notificación del cargo y ves menos dinero en tu cuenta, muchas veces de pagos que ya no aprovechas, o que contrataste por un mes de prueba y por olvido o desidia no has podido cancelar, aunque no utilices el servicio para nada.

Es importante que sepas cuáles son los pagos que sigues realizando a la fecha para que puedas re-evaluar si son importantes o no. Un claro ejemplo de estos son las personas que cuando comenzaron los servicios de streaming de televisión, contrataron todos los que existían porque cada uno ofrecía contenidos diferentes, y si lo ves en la actualidad sólo ocupas uno de ellos o hasta ningún.

Eliminar estos pagos no es algo imposible, pero sí muy fácil de olvidar. Aunque tu banco te mande notificaciones cuando se realiza el pago mensual, pocas veces tienes tiempo en ese instante para cancelar el servicio, y el ciclo continúa hasta la notificación del siguiente mes.

Por eso, te invitamos a que una tarde o este fin de semana te sientes y revises tu banco en línea para eliminar aquellas cuentas que ya no requieres, o gastos a los que debes actualizar la cantidad a pagar.

Si hay servicios que llevas más de tres meses sin usar, pero dudas por él “y si lo vuelvo a necesitar”, cancela el pago sin pensarlo. Estos servicios se pueden volver a contratar sin penalidad ni gasto extra, pero analizar y cancelar los innecesarios te ayudará a controlar mejor tu gasto mensual y cuidará tu cartera virtual.

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