Ya hemos visto que una hipoteca es el acuerdo entre el solicitante de un préstamo que busca adquirir una propiedad y la institución financiera que le otorga lo necesario para la compra.
El término de préstamos hipotecarios nos suele ser familiar porque es la forma bajo la que muchas personas consiguen hacerse de una vivienda y así van generando un patrimonio familiar.
Existen varias formas de calificar a las hipotecas y conocerlas permitirán decidir cuál es mejor para cada situación y presupuesto.
Una forma de categorizarlas es a través de los distintos tipos de préstamos otorgados:
Hipotecas de tasa fija
Es el tipo de préstamo más simple y común, porque se realiza el mismo pago durante todo el plazo del préstamo, y dura generalmente entre 15 y 30 años.
El cálculo de este préstamo es bastante simple: se conoce el monto del préstamo, la tasa de interés, así como los años para pagar el préstamo. A partir de aquí, el prestamista calcula el pago mensual fijo con los factores mencionados anteriormente.
Hipotecas de tasa variable
Estos préstamos son similares a la hipoteca estándar, sin embargo, la tasa de interés puede cambiar en cualquier momento.
Debido a esto, el pago mensual también cambia, a la baja o al alza debido al comportamiento del mercado.
Este tipo de préstamos cambia con los años y tienen un límite de cuánto puede incrementar o bajar.
Pueden ser riesgosos ya que no se conoce cuánto se pagará en algunos años y si será posible realizar el pago.
De garantía hipotecaria
No son para adquirir una casa, sino para solicitar un préstamo poniendo en garantía la propiedad que ya se posee.
Básicamente sirven para pagar otro tipo de cosas, como remodelaciones o gastos grades. Son beneficiosos para los prestamistas ya que tienen una propiedad en garantía de pago.
Existen otros tipos de préstamos hipotecarios dependiendo de la institución financiera, si se desea adquirir uno, lo recomendable es ver varias opciones y elegir la que más se ajuste a la situación.