Año nuevo, ¿finanzas nuevas?

“Y cuando por la calle pasa la vida como un huracán”, dice la canción Quién me ha Robado el Mes de Abril de Joaquín Sabina, que por mera coincidencia comencé a escuchar cuando me dispuse a escribir mi última colaboración del año.

Y es que en todos los sentidos de la vida estamos literalmente contra el tiempo porque en la carrera, o mejor dicho el maratón, para alcanzar las metas que trazamos, y que habitualmente lo hacemos al inicio de un nuevo año, siempre tendremos una gran desventaja si no somos disciplinados y constantes. La fórmula es sencilla.

Plan de vuelo

Y las finanzas personales no tienen porque ser la excepción ya que muchos de los proyectos lo primero que requieren es una cartera, no sólo saludable, sino con un vigoroso crecimiento que permita contar con los recursos para emprender un proyecto productivo como un negocio propio.

También capacitarnos por nuestra cuenta para mejorar nuestras habilidades o actualizarnos, comprar una casa propia, realizar un viaje para conocer el destino que tanto hemos soñado o llegar al retiro laboral con más tranquilidad por lo menos en el aspecto financiero.

Palabras ajenas

Pero muchos se preguntan cómo es posible siquiera pensar en algún propósito financiero cuando se vive prácticamente al día, cuando el sueldo apenas alcanza para medio vivir, cuando todo el año cubrimos sólo el pago mínimo de la tarjeta de crédito o el préstamo de nómina nos deja con una menguada quincena, cuando nuestros gastos personales o familiares no dejan de crecer y cuando sencillamente ahorro e inversión son palabras extintas en nuestros diccionarios.

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El mejor principio

A la constancia y disciplina debemos sumar sacrificio para tener todavía una mejor fórmula para lograr nuestros objetivos.

Pero no entendamos el sacrificio con la connotación negativa o de castigo sino más bien como la definición básica de la economía que nos dice que siempre se busca la mejor distribución de un bien escaso, y entonces este concepto podemos, y debemos, incorporarlo en todas nuestras decisiones de gasto.

Por ejemplo, qué pasa si en lugar de comprar todos los días un café o un refresco lo dejas de hacer un día, qué tal si para ahorrarte el taxi y el estrés de llegar tarde a la oficina te levantas media hora más temprano, qué pasa si cuando vas al supermercado cambias algunos productos por marcas más económicas, y así podríamos escribir muchos, pero muchos, más ejemplos.

Examen de conciencia

Por eso no es exagerado y mucho menos romántico afirmar que pequeñas decisiones con el tiempo nos traerán enormes cambios y sobre todo cuando de dinero, gasto y finanzas personales se trata.

Y hoy que para la gran mayoría de la población el arranque de año se presta para hacer una revisión rápida y general de qué tanto hicimos y dejamos de hacer en 12 meses y puede que el recuento suene a nostalgia y nos limitemos a ver la vida como un huracán.

Pero nunca es tarde para comenzar y aplicar con rigor la fórmula que nos traerán beneficios más pronto de lo que pensamos y tus finanzas, tus planes y todas tus metas te lo agradecerán por muchos y muchos años.

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