La insatisfacción laboral se produce cuando a un empleado no le gusta algún aspecto de su trabajo, lo que le puede llevar a estar apático, molesto y evidentemente ser menos productivo.
En México, tenemos la suerte de haber puntuado con el promedio más alto de 15 países (con 5.88) de satisfacción laboral, según el estudio de J.H. Westover, The Impact of Comparative State-Directed Development in Working Conditions and Employee Satisfaction (2012).
Los que siguen en puntuación son Suiza (5.72), Noruega (5.63), Dinamarca (5.51) y Estados Unidos (5.44).
Aun así, no tomar la insatisfacción laboral en serio puede tener repercusiones, muchas veces graves, para una empresa.
En su libro Comportamiento Organizacional, Stephen Robbins y Timothy Judge (2017), mencionan algunas:
Salida
En su caso más extremo, la insatisfacción puede llevar a la renuncia. El descontento a grande escala dentro de una empresa puede resultar en rotación frecuente de personal; lo es costoso, ya que implica capacitaciones frecuentes y pérdida de eficacia.
Voz
Esto implica buscar una solución a la condición insatisfactoria. Puede ser una sugerencia para mejorar, un análisis del problema o alguna asesoría sindical.
Lealtad
Para las personas que han dedicado más años a una empresa, la lealtad es una respuesta frecuente. Supone una manera pasiva de esperar que las condiciones mejoren sin hacer nada, o defender el nombre de la empresa ante la crítica.
Negligencia
Por último, la negligencia daña a una empresa inadvertidamente. El descuido a la empresa llega a ser causa de ausentismo crónico, menor esfuerzo en el trabajo y un incremento de errores.
Como ya hemos dicho antes, los empleados que son cuidados son los empleados que cuidan a su empresa. La insatisfacción laboral no es un mero capricho.
Saber qué es y cómo repercute en una organización, es necesario para corregirlo antes de que sea demasiado tarde.