Las implicaciones de tomar un café

Acompañar las conversaciones entre amigos con bebidas como el café es una práctica de hace varios siglos y que hoy en día está más vigente que nunca, aunque puede afectar nuestras finanzas personales.

Por naturaleza los seres humanos somos gregarios y nos gusta juntarnos alrededor del fuego (literal y metafóricamente hablando) para pasar el tiempo.

Al juntarnos transmitimos conocimiento tanto personal como académico, además que divulgamos nuestras acciones y experiencias en compañía de otros.

Bebidas y alimentos al reunirnos

Casi siempre estas dinámicas sociales van acompañadas de grandes comidas y copiosas bebidas, siendo el alcohol y los néctares estimulantes como el café, té o chocolate las favoritas entre los conversatorios.

Por ello no es de extrañar que tengamos tan arraigados la presencia del café y postre en nuestras comidas a la hora de hacer sobremesa.

Dicha costumbre de transitar de un sabor a otro en compañía agradable ha constituido una de las formas más sutiles de generar dinero para los empresarios sin que nadie lo note o al menos que irrite a los consumidores.

De la generación de la cerveza a la del café

De hecho, entre los millennials es el gasto más fuerte después de la renta y los tatuajes.

Sin duda, es el desembolso más común entre las personas de 22 a 38 años de edad, superando por mucho a la cerveza como lo fuera en la Generación X y el whisky para los yuppies, según estudios de la revista Bloomberg Businessweek.

Los millennials no pueden deambular por el mundo sin estar sujetos a una bebida en mano, lo cual ha representado un efecto millonario sobre los expendedores Tim Horton’s, Starbucks,7/Eleven entre otras compañías que han aprovechado esta devoción de los jóvenes por el café.

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Es por ello estas empresas constantemente agregan más ofertas a sus menús de bebidas, constituyendo el 80% de su ingreso neto y el resto se va en otros productos, evidentemente, así como en otras cosas como termos, tazas, etc.

Un espacio para los millennials y el café

Según otro estudio, proveniente de la Universidad de Salamanca, este consumo no es nada descabellado, de hecho, es un reflejo social de cómo los jóvenes no se sienten a gusto en su ambiente.

Por esta razón acuden a las bebidas calientes porque los remiten al hogar de su infancia, siendo el inconsciente quien hace manifiesta la necesidad de pertenencia, así como de seguridad.

Otro factor interesante es que como la mayoría de los jóvenes no tiene un espacio propio, pasa gran cantidad de tiempo en dichas cafeterías.

En estos lugares es donde no sólo se reúnen con sus amistades y parejas, sino que es su nuevo centro de trabajo, ya que por menos de 100 pesos puedes pasar todo el día sin que te molesten, utilizando el ancho de banda y disfrutando del mobiliario a diferencia de un co-working, donde debes pagar una membresía periódicamente.

Las cafeterías actualmente constituyen esa parte restante del departamento, debido a que muchos millennials actualmente pagan rentas compartidas en donde se posee poco espacio y casi nada de intimidad.

Gasto en dinero y afectación al medio ambiente

Así que las cafeterías o casas de té constituyen un elemento de cohesión y tranquilidad para los jóvenes; sin embargo, permiten la fuga de dinero a la semana visto en micro y al año visto en macro tendencias, destinando alrededor de 1500 o 7000 pesos entre bebidas y utensilios del café.  ¡Auch…!

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Esto sin mencionar el costo a nivel planeta que tiene, cada que vamos por un café si no llevamos termo, lo que genera que desechemos 120 gramos de plástico entre el vaso, la tapa, la manga el agitador más las envolturas de las golosinas, pastelillos, pan dulce, etc.

El impacto medio ambiental por minuto que tiene ir a una cafetería de cadena es sobrecogedor, porque muchos de los elementos usados son no reciclables, aunado a las malas prácticas de no reutilizar los sobrantes orgánicos como cáscaras, pulpas entre otros para abono u otra forma.

Al día se gastan 50 mil litros de agua para vender entre 200 y 300 bebidas cuyo valor mínimo oscila entre los 28 y los 96 pesos. Además hay que sumarle el uso de leche, azúcar, crema y demás elementos que erosionan el planeta minuto a minuto.

Según estimados de Greenpeace una taza de café en serie, cuesta al planeta 20 años de descomposición de partículas de los plásticos, es decir, un precio muy elevado por un producto que debiera recibir un tratamiento más generoso y de modo más orgánico sin tanto efecto secundario nocivo para la salud, la agricultura y la economía.

La próxima vez que bebas un café, tizana o infusión pregúntate ¿qué tanto vale la pena o si es mejor hacerla en casa?

Ahora ya sabes con un sorbo de café puedes hacer la diferencia.

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