En Presty ya hemos visto que, si bien tener un negocio es cumplir una meta muy importante en la vida, lo más difícil es mantenerlo sobre todo cuando las cosas van mal y se requiere de algo más que buena voluntad.
El reto continúa cuando es momento de atraer y mantener clientes, al igual que generar un ingreso estable que permita el seguimiento de tal negocio. Para esto, hay muchas cosas que pueden poner el proyecto en juego:
Poca presencia de Internet
En el siglo XXI no es opción: si algo no existe en redes sociales, no existe para el mundo. Redes fuertes apoyan a un negocio (pequeño o grande) a correr la voz y dar recomendaciones.
No tener un grupo focal
Para prácticamente todo negocio, intentar vender a todos es su fin. Generalmente, si no se direcciona la difusión a una audiencia específica, termina siendo débil.
Es mejor especializarse en un grupo focal y destinar toda la energía a conseguir clientes de ese conjunto, que intentar atraer a todos y quedarse corto en la divulgación.
Mala atención al cliente
Por más novedoso que sea un servicio o producto, si las personas que lo adquieren tienen una mala experiencia, no recurrirán a él otra vez en el mejor de los casos.
En el peor, compartirán su mala experiencia en Internet y entre sus conocidos. Saber que un negocio se esfuerza por resolver sus dudas y problemas, cuenta mucho para los clientes.
Estrategias de mercadotecnia inadecuadas
Un negocio puede tener todo para el éxito y aún así fracasa, es más que probable que el error sea de marketing.
Ofrecer algo útil es la mitad del trabajo; la otra es saber venderlo. Si uno no tiene experiencia en esta rama, la mejor opción es asesorarte de ella.