Mantener a flote un negocio, sea cual sea su tamaño, es una labor dedicada y compleja porque influyen múltiples factores tanto internos como externos, por eso se deben evitar errores que perjudican a una empresa.
Para quienes encabezan una organización, les dejamos algunas situaciones que deben prevenir para no afectar al negocio:
Negligencia a los empleados
Siempre recuerda que el negocio no existe sin sus empleados. Es más, ellos son el negocio; por lo que conviene que tengan “la camiseta bien puesta”.
Podemos pensar que el simple hecho de generar ingresos debe crear un compromiso con el trabajo, pero tener empleados satisfechos potencializa los resultados de acuerdo con los objetivos del negocio.
En el libro Creating We, de Judith E. Glaser, vemos el ejemplo de que los individuos con un sentido de pertenencia en su ámbito laboral son menos propensos a realizar conductas negativas, como robarse las plumas del trabajo o abusar de otros recursos.
Negligencia a los clientes
De igual manera, si uno no es flexible, quiebra. Es decir, si no se está al pendiente de las demandas del público, los clientes buscarán a alguien que sí cumpla con sus necesidades.
Prestar atención a las tendencias y estar atento a los detalles de presentación, servicio al cliente, etc., hacen la gran diferencia en cuanto a mantener la relevancia en el mercado.
No invertir en liderazgo
Los profesionales juran y perjuran que tener a una buena cabeza detrás de un equipo hace una gran diferencia. Algunas características que apenas están surgiendo como atributos llamativos en estos individuos son inteligencia emocional, comprensión, visión, promovedores del trabajo en equipo, inspiradores y agilidad mental.
Así que es buena idea prepararse en estas áreas que actualmente están arrojando buenos resultados para las organizaciones.
Dar ascensos equivocados
A veces se le quiere dar un ascenso a una persona como recompensa del trabajo destacado que ha hecho, pero es necesario evaluar si verdaderamente tiene el potencial para la posición en cuestión o si cambiarlo de puesto equivale a pedirle que realice tareas que no domina o para las que no es correcto.
Un ejemplo de esto es querer que una persona eficiente individualmente dirija un equipo, sin él o ella quererlo o contar con herramientas de liderazgo. Es distinto saber qué debes hacer tú a qué debe hacer un grupo de trabajo.
Quedarse atrás
Una vez que encuentras algo que funciona, es difícil desechar lo que conoces y entrar a territorio nuevo, pero si no hay innovación, no hay manera de mejorar. Es esencial tomar en cuenta que el tiempo no es estático y que las empresas/negocios deben evolucionar con él.