Ahorrar es exactamente igual que una dieta: un plan para consumir menos que nos brindará muchos beneficios en un futuro indefinido, por lo que muchos deciden abandonar al poco tiempo de haber iniciado.
Y entonces, ¿por qué ninguno de los dos sirve?
1. Hacemos trampa
A muchos nos pasa que recaemos constantemente y nos convencemos de que no pasa nada, y sí es así. Si no seguimos lo que nos proponemos, nada cambiará y nos veremos estancados.
2. Sacrificamos más de lo que podemos
Si no somos realistas, dejamos mucho margen para la decepción. Es necesario saber distinguir lo que es viable hacer y lo que puede ser demasiado ambicioso.
3. Nuestras amistades no ayudan
Igual que con las dietas, todos tenemos una amistad o grupo de amigos con quienes nos cuesta más trabajo seguir el plan.
Pueden ser las personas con las que salimos a comer, nos juntamos por el café o a los que les gusta la fiesta.
4. Buscamos atajos
Queremos tener mucho dinero guardado del día a la noche sin sentir que hacemos el esfuerzo. Tristemente, para lograrlo sí se necesita voluntad y sí se le tienes que invertir tiempo.
No hay manera de no sentir que estamos haciendo el trabajo, porque cuando se trata de nuestro dinero, solemos ser excesivamente sensibles de dónde lo ponemos.
5. Nos rendimos
Es fácil equivocarse una vez o unas cuantas veces y abortar el plan, pero esto no nos llevará a ningún lado. Si metiste muchas cosas que no estaban en tu presupuesto al carrito del súper, en lugar de pensar que eres un fracaso y abandonar la estrategia, intenta mejorar a la próxima.