Es fácil deducir que el problema con las compras viene de uno mismo. Pero ¿puede haber más que el poco control de impulsos por detrás y realmente ser un grave inconveniente adquirir cosas sin pensar?
Cada vez se vuelve más y más irresistible adquirir cosas que son poco necesarias y poco útiles. ¿Por qué caemos en esta trampa una y otra vez? Afortunadamente para nuestra consciencia, no es del todo culpa del comprador.
Aquí hay algunas cosas de las que tal vez querrás tener conscientes para proteger tu cartera.
Debes tenerlo todo
Las estrategias de ventas están sumamente estudiadas y comprobadas. Además, no son piadosas. Saben el punto más débil de los consumidores y viven para explotarlo.
Te convencen de que, de alguna manera, adquirir un producto mejorará tu vida y que por eso debes tener todo lo que se cruza en tu camino.
Debes estar actualizado
Sin embargo, cuando por fin obtienes lo que te presentan como la mejor inversión para tu felicidad, ya pasó de moda.
Debes seguir comprando para seguir siendo feliz, o por lo menos eso dicen los comerciales, anuncios, vendedores, etc.
Te prometen
No necesariamente significa que todo lo que te venden es mentira (aunque puede ser el caso), pero cuando escuchas una promesa como “las mejores bocinas que vas a escuchar”, inmediatamente te imaginas en un escenario hipotético mejor que tu situación actual.
Naturaleza
La naturaleza humana también nos hace susceptibles aquí. La gratificación inmediata de las compras, o el sentimiento de placer que las sigue, son un reforzador del comportamiento. Hay que aceptar que tener cosas nuevas hace a cualquiera sentirse bien, por lo que la conducta se repite.
¿Cómo evitar caer?
Para bien o para mal, no tienes que evitar el centro comercial por completo para no caer una y otra vez. La solución es ser más consciente de los hábitos de compras.
Tener una lista y revisarla con frecuencia es un buen paso. Además, consulta contigo mismo si lo que quieres comprar de verdad mejorará tu vida, si de verdad lo necesitas y si vas a desear haberlo comprarlo después de dejar la tienda.