Sea cual sea la profesión, los recién egresados consideran que saldrán de la universidad y se comerán al mundo. Si embargo, esta agitación los puede cegar y afectar sus decisiones económicas.
Algo en lo que muy pocos somos expertos al acabar nuestra licenciatura, incluso teniendo doctorados, es en el buen manejo de nuestro dinero, aunque posiblemente seamos muy destacados en nuestras profesiones.
De los errores más comunes que cometemos saliendo de la universidad es rentar un espacio que no podemos pagar. Sea un consultorio, una oficina o un apartamento, frecuentemente priorizamos el lujo sobre el presupuesto. Nos interesa la zona, las amenidades, la exclusividad y demás, sobre lo que realísticamente podemos gastar. Comparando precios e indagando en qué es accesible para nosotros nos puede evitar una tragedia económica desde un inicio.
El primer error, al igual que muchos, se puede prevenir haciendo un presupuesto. Planear nuestros gastos es la mejor manera de no invertir en cosas que no nos alcanzan y después sorprendernos por ello. Nos permite mantener la pista de nuestro dinero; dónde lo ponemos y exactamente cuánto.
El dinero también se nos va en los lujos que nos damos. Esto es lento, pero seguro. Nos sentimos con la libertad de decorar nuestro espacio de trabajo, salimos por un café todos los días, hacemos planes para salir a comer o encontramos cualquier motivo para festejar. La actitud de que nuestro dinero es infinito es justamente lo que asegura que no lo sea.
Por último, no ahorrar en cuanto empezamos a generar ingresos generalmente provoca que aplacemos guardar nuestro dinero; complicando cada vez más su comienzo. Cuándo empieces a guardar dinero y veas la seguridad que éste te puede dar, desearás haber empezado antes.