En muchas ocasiones nos podemos auto engañar y hacer estimados del dinero que ganamos, en lugar de plantearlo en cifras totales por temor a darnos cuenta que nuestro ingreso se va en gasto hormiga.
Sabemos que el ahorro y llevar un libro de cuentas para monitorear nuestros gastos cotidianos y reparar en qué gastamos nuestro dinero, es importante, sin embargo, la mayoría de nosotros no contabilizamos la totalidad de todo lo que pasa por nuestras manos.
¿Por qué no percibo el gasto hormiga?
El gasto hormiga es todo aquel pequeño desvío monetario que realizamos y que no estaba siendo considerado dentro del gasto nominal durante el día, transformándose en una fuga para el bolsillo.
Un gasto hormiga va desde comprar una pluma, porque olvidaste la de siempre en casa, hasta darte un lujo inesperado como boletos en primera fila para ver a un súper cantante.
Dichas acciones se reflejan en dificultad para llegar al final de la quincena y que pueden traerte serias consecuencias como endeudamiento o desgaste emocional como son angustia y ansiedad.
Reconozcamos que no necesitamos todo
Tener finanzas sanas requiere de mucha disciplina y honestidad, es reconocer hasta dónde llega el límite natural de nuestra cartera y comprar sólo lo que nos urja o sea vital.
Existe desde hace algunos años una tendencia nórdica de estilo de vida que se llama Lagom y tiene como objetivo tener una trayectoria más holgada a partir de renunciar a los excesos y toda clase de cosas innecesarias, que representan un desperdicio de recursos y de dinero.
Haciendo caso a esta tendencia en lo que respecta a lo financiero, es muy posible tener una vida plena e incluso solvente, gracias a distinguir lo que es esencial de lo colateral.
Si reconocemos que tener cosas y adquirir servicios que no usamos, sólo nos empobrece más a nivel personal y espiritual, habremos dado un gran salto hacia el bienestar.
Esta práctica indica que las posesiones nos limitan, nos arraigan a una tierra y entorno, pero también no tenerlas es padecer precariedad, por lo que es muy certero decir, “Ni tanto que queme al santo y ni tanto que no lo alumbre”, en otros términos, adquirir consciencia de que es útil de lo que no.
Nos dejamos condicionar por nuestro entorno
En la mayor parte de las veces es el medio donde los desarrollamos, es decir si todos salen a fumar a las seis de la tarde para socializar, por deseo mimético tú querrás formar parte del grupo y verás la forma de integrarte
Incluso, aunque no te gusta el cigarro lo sustituyes con un café y ahí empieza a verse introducido el gasto hormiga, cuando hacemos erogaciones a las cuales no les damos importancia, que eventualmente se convierten en costumbre y que repercuten en nuestra bolsa al final del día.
Es difícil hablar de esta clase cosas, pero vivir en sociedad nos sumerge en obligaciones que poco tienen que ver con el beneficio propio, desde ir a un evento que no nos interesa hasta el intercambio de navidad de la oficina.
Debemos tener en cuenta que todas estas cosas debilitan nuestra liquidez y solvencia económica, siendo la negación la peor parte, cuando no aceptamos disponiendo mal de nuestro tiempo y dinero es cuando más mermada queda nuestra economía.