A diferencia del interés simple, que es aquel que produce intereses sobre el capital inicial, el compuesto se trata del interés que ganamos sobre nuestro dinero original y el que ya ha acumulado.
De manera fácil, si tengo $100 y la tasa de interés anual es el 10%, después del primer año tendré $110. Construyendo sobre esto, el segundo año el interés se cuenta sobre la cantidad original más el interés acumulado, y el producto es $121. Entre más prolongado sea el tiempo de la reinversión, más se generan ganancias. Supuestamente Albert Einstein le llamaba a esto “la fuerza más poderosa del universo”.
¿Esto cómo me afecta a mi?
Si yo soy el prestatario, es un buen incentivo para pagar mis adeudos a tiempo (como mi tarjeta de crédito). Sin embargo, si yo soy el inversor, significa que mi dinero crece con el tiempo.
Para los que “no se nos dan las cuentas” o somos muy tímidos con nuestro dinero, saber cómo funciona el interés compuesto nos hace pensar dos veces en si queremos involucrarnos como inversionistas y echarle un vistazo a la bolsa de valores.
¿Cómo funciona?
No es tan complicado en teoría, pero sí lo es en práctica. Para sacar provecho de este proceso debes tener ahorros, conocimiento del área a la que deseas invertir y paciencia. Para la mayoría, la última condición es la más difícil; pero entre más pacientes seamos, mayor la recompensa y más es el valor de nuestro esfuerzo, gracias a que supimos esperar y mantener nuestra inversión, la cual nos generó buenos réditos.