Esta semana me hubiera gustado traerles una buena noticia después de que en la columna pasada les comenté que se vienen tasas de interés más altas para los créditos, pero lamentablemente ahora no es así.
Como bien lo he dicho, hay eventos que día a día escuchamos en las noticias que pueden tener un impacto en nuestras finanzas, ya sea para bien o para mal.
Y con estos ‘eventos’ me refiero al muy polémico Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que recientemente fue anunciada la cancelación del proyecto que originalmente estaba previsto en Texcoco.
No me meteré en la discusión sobre si el proyecto alterno de Santa Lucía es mejor; si el impacto ambiental justifica su cancelación; si afectará las inversiones en nuestro país o simplemente si la cancelación por medio de una consulta pública es lo apropiado.
En lo que realmente me enfocaré es el efecto que tendrá al final del día en nuestras carteras.
Tensa negociación entre gobierno e inversionistas
Un tema que definitivamente no está en discusión es que México necesita mejorar su infraestructura aeroportuaria.
No es posible que nuestro país esté en la lista de los cinco más visitados en el mundo, con mayores flujos de turistas, y no exista la infraestructura para responder a esa demanda.
El caso es que esta cancelación del nuevo aeropuerto ha traído un serio conflicto entre los inversionistas que pusieron su dinero para la construcción y el nuevo gobierno que entró en funciones a partir del pasado 1 de diciembre.
Para la construcción del aeropuerto en Texcoco el gobierno anterior emitió seis mil millones de dólares en bonos, los cuales fueron comprados por los inversionistas.
Como toda deuda se tiene que pagar, el gobierno garantizó el pago de esos bonos con los flujos de la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA). Sí, esa misma que tú y yo pagamos en nuestro boleto de avión cuando viajamos a cualquier destino nacional o internacional.
El impacto en la TUA
El problema radica en que el gobierno de López Obrador quiere recomprar a los inversionistas una tercera parte de esos bonos para tratar de calmar el nerviosismo de los mercados (que dicho sea de paso ha ocasionado fuertes movimientos en el tipo de cambio).
Pero los inversionistas exigen mayores condiciones para aceptar la negociación, entre las que se encuentra aumentar la TUA para garantizar que les van a pagar su dinero.
Como dato interesante, hace cinco años la TUA representaba en promedio sólo 15% del precio total de un boleto de avión a un destino internacional saliendo desde la Ciudad de México, ahora significa en promedio un 30 por ciento. Y naturalmente esos incrementos en la TUA los terminamos pagando nosotros los viajeros.
Precios más altos
Para que los inversionistas acepten la recompra de sus bonos y se calmen las aguas en los mercados financieros, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ofreció a los tenedores de bonos los precios actuales de la TUA como ‘mínimo’ para evitar un incumplimiento, es decir, 44.07 dólares para vuelos internacionales y 23.20 dólares para vuelos nacionales.
Sin embargo, la TUA seguirá incrementándose. Sólo en este mes se aumentó 6% y para 2019 se elevará aún más, pues de acuerdo con el Diario Oficial de la Federación se establece que para vuelos internacionales la TUA será de 45.18 dólares y para los nacionales de 23.79.
Si a esto le sumamos otros factores como un mayor precio del dólar y precios más altos del petróleo, es casi un hecho que tendrás que desembolsar un poco más de dinero para ese boleto de avión que te llevará de vacaciones.
Para contrarrestar el incremento de los precios, siempre es aconsejable planear con tiempo tus viajes, ya que incluso comprando tus boletos de avión hasta con seis meses de anticipación puedes ahorrar más del 50%.
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Jassiel Valdelamar
Soy economista egresado por la máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México, con amplios conocimientos en economía internacional, mercados financieros, política monetaria y finanzas públicas. Mi experiencia como analista y reportero en diferentes medios especializados sobre Economía, me ha llevado a darme cuenta que hace falta mucha educación financiera entre la población y que como economistas tenemos la obligación de poner un granito de arena en esta necesidad.
Felizmente casado y esperando a nuestro primer hijo.