¿Puedes morir por exceso de trabajo?

¿Puedes morir por exceso de trabajo?

Si de tus peores pesadillas de la vida está la de ser descubierto muerto en tu escritorio, entonces Japón y México podrían ser los dos lugares más terroríficos para trabajar por su extenuante jornada laboral. Te contamos.

En Asia existe un concepto que es abrumador como honorable, el “Karoshi” que significa muerte por exceso de trabajo. Siendo Japón uno de los países más afectados por la impresionante rigurosidad en las empresas en especial en los medianos y altos rangos de mando.

Pero ¿Qué tan cierto es que uno pueda morirse por exceso de trabajo? o ¿se trata de una combinación de enfermedades mal diagnosticadas del individuo?

Según fuentes de Salubridad del gobierno japonés Karoshi el asesino silencioso viene cobrando víctimas desde los años 40 a la fecha.

Se supone que después de la Segunda Guerra Mundial los japoneses eran los que tenían las jornadas de trabajo más largas del mundo. Pues a raíz de la derrota y la afrenta sufrida por los aliados; entonces el pueblo nipón se sumergió en un anhelo de superación con tal de olvidar la humillación y la pobreza.

En los años siguientes de la posguerra, el trabajo ofreció a los hombres una nueva motivación. Los trabajadores no sólo se sentían impulsados por la compensación financiera, sino también psicológica. Las empresas le dieron la bienvenida a este nuevo orden social, que ayudó a financiar sindicatos, grupos culturales, transporte, guarderías que mejoran las vidas de los empleados.

En poco tiempo la vida comenzó a girar exclusivamente en torno al trabajo

Décadas más tarde, a mediados de los 80, el crecimiento económico provocó lo que se conoce como una «burbuja económica”. En donde los salarios en Japón llegaron al límite así como la salud de sus empleados.

Fue que en el punto más alto de esta burbuja, cerca de siete millones de personas (alrededor de 5% de la población total del país) mantenía una agobiante carga de trabajo de 60 horas semanales. Mientras que en países como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido los empleados tenían un horario de 9 de la mañana a 5 de la tarde y los fines de semana disponibles, pudiendo descansar 2 días y volver renovados el lunes siguiente.

De modo que cuando la burbuja económica estalló a principios de la década de los 90, la cultura del trabajo en exceso empeoró todavía más, lo cual llevó  a que el karoshi alcanzará proporciones dignas de epidemia. La cifra de muertes en niveles gerenciales alcanzó picos de los que Japón no se ha recuperado a la fecha en personas menores a 30 años.

Sin embargo el gobierno japonés tardó en reconocer el fenómenos, de hecho al principio, las cifras oficiales reportaban un par de cientos de casos cada año. Pero ya en 2018 el número de víctimas alcanzaba las 3.016, según el Ministerio del Trabajo en Japón.

De acuerdo con el Consejo Nacional en Defensa de las Víctimas de Karoshi, la verdadera cifra pudiera llegar a las 11.000 víctimas anuales. Pero para que se tome en cuenta como víctimas del Karoshi, el difunto debió haber trabajado más de 100 horas extra en el mes anterior a su muerte u 80 horas en dos o más meses consecutivos de los últimos seis y no haber tenido enfermedades crónicas degenerativas que propiciaron la muerte de avanzada.

¿Pero puede matarme la fatiga y la angustia laboral?

La falta de sueño puede contribuir a largo plazo a incrementar el riesgo de enfermedades del corazón, desórdenes del sistema inmunológico, diabetes y ciertas formas de cáncer. Pero aunque parezca mentira, la causa puede estar en el tiempo que pasas en la oficina.

Al analizar los hábitos y salud de más de 600.000 personas en Japón y China. Un grupo de investigadores de la Universidades de Tokyo y Lancaster encontraron que aquellos que trabajaron 55 horas a la semana tenían un tercio más de probabilidad de sufrir un infarto que aquellos que trabajaron menos de 40 horas.

Pero en el estudio los académicos especularon que legitimo problema podría ser simplemente estar sentado horas y horas frente al escritorio, escuchando quejas y dilemas ajenos.

Sin embargo lo más trágico es que el mal de Karoshi no se quedó en los limbos del pacífico, sino que cruzó los océanos y llegó a México, en dónde se trabajan miles de horas extra, y se padece horarios restrictivos en los que el empleado  aparentar que está trabajando mucho aún que haya terminado mucho antes.

«Todo se trata de hacer ver que llegamos temprano y que somos de los últimos en irnos, aunque este comportamiento sea totalmente improductivo» afirma Olivares Cerda director del Sindicato Nacional del Trabajadores de la Salud.

Como vemos el karoshi ya no es un drama exclusivamente japonés sino también muy mexicano. Así que la próxima vez que te pidan que quedes tiempo extra en la oficina, argumenta que no, porque esto puede incrementar la posibilidad de que te de un infarto o te llegue la muerte a corto plazo.

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