Posiblemente si eres Godínez o empleado de una organización, indistintamente del cargo que tengas, estás esperando que en estas fechas llegue tu aguinaldo, una recompensa por todo lo laborado este año.
En Presty te describiremos el origen de este obsequio navideño que posteriormente se instituyó como parte de las obligaciones obrero-patronales en México.
El aguinaldo así como todas las cosas que nos interesan e interfieren sobre nuestras vidas diarias, tiene un origen muy remoto e impreciso.
¿Cómo nace?
Hay quienes aseguran que desde los persas existe esta práctica generosa entre amos y servidumbre.
En esta época se regalaban porciones de frutos secos, dádivas u alguna piedra preciosa en favor del buen vasallaje o mansedumbre.
En otras épocas como el periodo de coloniaje habían misas de aguinaldo del 16 al 25 de diciembre, ofrecidas por las cofradías o miembros ricos de la población.
Aquí se estilaba una decoración hermosa y ricamente las iglesias, altares y pasillos para exaltar la esperanza entre la comunidad a la par de contagiar el espíritu de buena voluntad entre los miembros.
El aguinaldo en sí es un regalo que se hacía entre varias culturas paganas previas al cristianismo.
Casualmente coincidían con los fines y principios de año.
Pero, nos enfocaremos en la tradición Celta y Romana, de las cuales se desprende la usanza de intercambiar buenos augurios mediante un presente.
Se supone que la generosidad se ve correspondida con bonanza agrícola, marítima y tributaria, así como riqueza espiritual.
Para los celtas un regalo proveniente de una persona de una jerarquía superior representaba no sólo un honor sino un don, con el cual se trascendía en esta y otra naturaleza.
Etimología
Según algunos filólogos con las invasiones romanas pasó al vocablo latino evolucionando siglos después en la palabra que hoy conocemos “AGUINALDO”.
Sin embargo, los romanos antes de poseer dicho vocablo tenían otra muy semejante.
Además, lo utilizaban para designar lo referente a presagio o pronóstico “STRENNA».
De ahí procede la palabra “ESTRENAR” que en origen significa anticipar buenos deseos, previo a los actos.
De ahí la novedad o gusto por estrenar, porque ello significa anticipar lo bueno.
La costumbre de “strennar” para los romanos tenía origen en las fiestas de Saturno.
En ellas el rey o emperador en turno repartía regalos a los habitantes con regalos consistían en donativos herbales, luego alimenticios, posteriormente lujosas prendas, objetos en especie y finalmente dinero.
Tal costumbre la adoptaron otros aristócratas para emular al sumo monarca repartiendo entre sus súbditos regalos de buena voluntad.
El Cristianismo
Con la llegada del cristianismo tales costumbres fueron asimiladas, pero bajo otro calendario y marco jurídico, más que una obligación del amo con el siervo, había un deber con Dios y con el pueblo.
Es decir, si el señor feudal quería compensar a su gente en vez de darles remuneraciones, les entregaba días de descanso o financiaba obra pública.
Por ejemplo, fuentes, plazas, caminos, capillas o toda aquella cosa que embelleciera la ciudad y que además causara regocijo colectivo.
Con el tiempo las dos costumbres (pagana y cristiana) homologaron sus tradiciones.
Es así como convirtiéndolas de un acto altruista a una compensación laboral entre empresas y empleados.
Siglos recientes
Antes de que las leyes intervinieran a cabalidad en el siglo XIX, las antiguas empresas solían dar un pequeño margen de la producción.
Por ejemplo, si el patrón era productor de manzanas, en navidad obsequiaba una canasta de este fruto y cidra, o descuentos atractivos para los empleados.
Pero ya entrado el siglo XX las leyes y sindicatos buscaron proteger a los trabajadores mediante esquemas nominales atractivos.
Por ello, a quienes menos les toca debe recibir una quincena extra a las dos obligadas del mes.
Esto con la finalidad de estimular al trabajador por su esfuerzo durante el año o temporalidad presente y ayudarle a empezar mejor el año que viene.