Imagínate que tienes un buen sueldo, pero tus gastos son mayores y entonces la diferencia decides cubrirla con préstamos.
Hasta aquí podríamos decir que todo está bajo control y más si tus ingresos suben y al mismo tiempo bajas tu nivel de endeudamiento para mejorar tu perfil de crédito y las tasas de interés sean menores porque te consideran un buen pagador ya que cumples en tiempo y forma con tus obligaciones.
Luces amarillas
¿Pero qué pasa si pierdes el empleo o no te suben el sueldo y tú sigues pidiendo más créditos? Pues un primer efecto es que quien te preste dinero te exigirá una tasa mucho más alta porque el riesgo de que incumplas sube incluso para los préstamos que tienes pendiente de pago.
Si la situación se agrava entonces necesitarás literalmente oxígeno financiero de algún familiar o amigo para evitar que tus finanzas quiebren y nadie, pero nadie, vuelva a confiar en ti y te facilite dinero.
No es personal
Aclaro que cualquier semejanza con la vida real es mera coincidencia a excepción de Pemex, una empresa petrolera que por años ha sido víctima del saqueo interno y no sólo me refiero al robo de combustible; malas decisiones en su estrategia de negocios; falta de estímulos reales para que fuera más eficiente y competitiva; y la succión por parte de los gobiernos en turno de sus recursos financieros mediante altas tasas de impuesto que le merecieron a Pemex el mote de la “caja chica del gobierno“.
Situación crítica
Así hoy no sólo tenemos a la empresa petrolera más endeudada del mundo con cerca de 100 mil millones de dólares, carente de infraestructura y tecnología para extraer y procesar más petróleo, una red interna de corrupción que permite el robo de combustibles dentro y fuera de sus instalaciones, un sindicato que controla reciamente y en plena opacidad muchas operaciones y cuyos líderes gozan de fortunas que amasaron por años de corrupción y prebendas.
Más padecimientos
Y por si fuera poco una reforma que pretende que Pemex compita con otras empresas para mejorar sus procesos y operación, alianzas con petroleras e inversionistas privados para que en conjunto extraigan petróleo y compartan las ganancias, que está en riesgo de estancarse e incluso modificarse para seguir protegiendo y promoviendo las ineficacias de Pemex.
Grave diagnóstico
Finalmente sucedió lo que se temía y una calificadora internacional, Fitch Ratings, bajó las calificaciones de Pemex y advirtió que podría disminuirla todavía más.
Aunque no es la primera vez que sucede, el riesgo es que otras calificadoras tomen una decisión similar y que por el tamaño y relación estrecha de la petrolera con el gobierno la baja de calificación también contagie el perfil crediticio de México y con ello se incrementen las preocupaciones de pago de las deudas vigentes y que obtener más dinero fuera del país sea más difícil y caro.
Efectos colaterales
La pregunta es qué tiene que ver Pemex, su situación financiera y la baja de calificaciones contigo. Lamentablemente la respuesta es que mucho.
Primero porque al bajar los impuestos provenientes de Pemex, como anunció el gobierno actual antes de la acción de Fitch Ratings, se necesitará buscar más recursos vía impuestos para compensar las arcas federales o aplicar una mayor austeridad del gasto público que afectaría muchos programas del gobierno.
Una más es que al considerarse no sólo Pemex sino México como un pagador poco confiable las tasas aumentarán inevitablemente provocando que tus créditos sean también más caros y escasos, y comprobarás que en exceso y mal administrado el olor a petróleo no es sano para tú cartera ni para las cuentas del gobierno.
Sígueme en Twitter @robertoah
Roberto Aguilar
Tengo más de 20 años de experiencia en el periodismo económico y financiero en los medios más importantes de México. Estoy convencido que la mejor manera de sacarle todo el provecho a los servicios financieros y bancarios es conociéndolos, usándolos y cumpliéndoles. Soy Libra y mi perro se llama Elmo.