El rezago habitacional en la economía nacional
Actualmente en México vive un excedente de personas en las áreas metropolitanas y gran abandono de las provincias, generando alzas en los precios de compra/venta y renta de inmuebles en la ciudad.
Este fenómeno de la vivienda es particularmente alarmante en el principal sector de la población, los millennials, quienes no pueden costear y ni siquiera aspirar a tener un hogar propio.
A lo anterior hay que sumarle los nuevos patrones de conducta de estos, los disparados créditos financieros y la apatía de los constructores por crear mejores espacios.
Se estima que en nuestro país hay alrededor de 900 desarrolladoras de inmuebles y cuyo principal reto durante los próximos años se centrará en la correcta administración de suelos, ordenanza y confiabilidad de la construcción.
En ese aspecto tanto el gobierno, como el consumidor, deben buscar crear y obtener programas de subsidios para el fomento de hogares nuevos, ya sea por medio de la autoconstrucción o bien mediante la adquisión de una vivienda de línea.
Según fuentes del Infonavit, el sector privado y público debieran velar por el financiamiento de la vivienda mediante instrumentos de bursatilización y de mercados de hipotecas.
Con lo anterior, más personas podrán alcanzar un hogar seguro y mejorar la calificación de México ante el Fondo Monetario Internacional.
Esto debido a que parte de su medición de línea de crédito, incluye el acceso poblacional a viviendas.
¿Cuánto aporta al PIB la compra de inmuebles?
Qué la gente tenga dónde vivir es sumamente redituable para la nación, de hecho eso aporta 7% al producto interno bruto total, genera más de 10 millones de empleos en el sector anualmente e impacta casi el 90% de la derrama economica según datos del INEGI.
Por ello el Infonavit se ha propuesto otorgar 10.5 millones de créditos a la par de se entregar mil 500 hipotecas diariamente con una tasa fija.
Visto de otro modo las hipotecas le suman al país, no tener disponibilidad a ellas es dejar literalmente en la calle a la mitad de la Población Económicamente Activa o PEA (gente entre 20 y 45 años) cuyo ritmo de vida es totalmente diferente al de cualquier otra generación previa.