Nadie se libra de pagar impuestos y parte del contexto fiscal implica las facturas, de las cuales la mayoría tenemos una noción, aunque para muchos es algo que no entendemos, pero debemos pedir o hacer.
¿Para qué son?
Una factura es un documento que indica los detalles de una compraventa. Testifica que la operación se realizó de manera legal y que se han pagado los impuestos debidamente.
Esencialmente, le posibilita a un individuo, negocio o empresa comparar los ingresos y egresos, al igual que servir como un comprobante fundamental para deducir impuestos.
¿Qué tipos existen?
Ordinaria
Es la prueba y descripción de una compraventa. Para que ésta sea válida, requiere de todos los datos de la operación, tales como número de serie correlativo, fecha de expedición, nombre y apellidos, número de identificación fiscal, importe total a pagar y demás.
Rectificativa
Consta de las correcciones necesarias para que el documento de facturación cumpla con los requisitos establecidos por la ley, cuando la factura original consta de una equivocación o un cambio (tal como un descuento).
Recapitulativa
Este tipo de facturación resume distintos procedimientos a un mismo destinatario, siempre y cuando hayan sido ejecutados durante el mismo mes natural.
Proforma
A diferencia de las otras facturas, ésta se emite a un comprador, previo a una venta, lo que significa que no se declaran fiscalmente. Básicamente es para informar a un cliente del servicio o producto, de una manera más completa.
Simplificada
Es lo que ahora se conoce como ticket.
Electrónica
Consta de los datos presentes en una factura ordinaria, con la diferencia de que ésta se genera y emite de manera electrónica.